EDIFICIO
COLTEJER
HISTORIA
En 1968 se demolió el edificio Gonzalo Mejía, donde funcionaba el Teatro
Junín y el Hotel Europa, ubicado en la Playa con Junín, para dar paso a la
construcción del que sigue siendo un símbolo del centro de Medellín: el
Edificio Coltejer, que tenía como fin albergar la sede administrativa de la conocida
empresa textil de Antioquia, que por muchos años jalonó la economía local.
El proyecto creó mucha polémica, debido a que con la demolición del Gonzalo
Mejía se perdían dos de las construcciones más bellas que ha tenido Antioquia,
hechas durante la denominada “Época de Oro” del Paseo La Playa, junto con el
Palacio Arzobispal, El Palacio Amador y El Palacio de Bellas Artes. Sin
embargo, pudo más el ánimo de modernismo que la vocación de conservación
arquitectónica.
En
1967 Rodrigo Uribe Echavarría, el entonces gerente de la textilera, pensó en
levantar un edificio para reemplazar la vieja edificación ubicada en la esquina
de Junín con Colombia, que ya empezaba a resultar incomoda, y concentrar todas
las oficinas de la empresa en un sólo lugar, que además tuviera previsto el
crecimiento de la firma.
Llamaron entonces al ingeniero Alberto Vélez
Escobar, quien propuso que el proyecto fuera ampliado de manera tal que el
edificio, y en especial su remate fuera un símbolo para la ciudad.
La
decisión fue apoyada con el argumento de haber encontrado un lote ideal en la
mejor esquina de Medellín, que de no haberse utilizado en un proyecto de
envergadura se habría despreciado su potencial en pequeños lotes comerciales
sin mayor valor estético.
En ese momento Coltejer invitó a un concurso
privado a ocho firmas de arquitectos para que presentaran el diseño del
edificio, éstas a su vez tenían libertad para asociarse con otras del país.
Las
propuestas se entregaron un viernes, el sábado expusieron los proyectos y el
lunes siguiente a las cinco de la tarde, Raúl Fajardo, quien se había asociado
con Germán Samper, Aníbal Saldarriaga, Jorge Manjarrés y el ingeniero Jaime
Muñoz, recibieron la noticia de que habían sido seleccionados. Los nuevos
socios de Fajardo habían diseñado y venían proyectando desde 1966 el edificio
Avianca en Bogotá, considerado entonces como el primer rascacielos del país.
El
jurado que estaba compuesto por los arquitectos Pietro Belufchi, Diken Castro y
el ingeniero Alberto Vélez Escobar, anunció su selección con los argumentos de
que ese diseño había ganado por lo sobrio, simbólico y porque su diseño
arquitectónico no pasaría de moda. Fueron 12 millones de pesos los que
recibieron los ganadores como premio por los planos.
Se contrató entonces un equipo técnico
conformado por Álvaro Londoño, Tulio Gómez, como subgerente y encargado de
programación; Carlos Arturo Madrid, como interventor de la estructura; Leonel
Suárez, como interventor de acabados y Rodolfo Restrepo como interventor de
instalaciones. Todos ellos profesionales al servicio de la empresa Coltejer.
El
2 de junio de 1969, comenzó la controvertida construcción del edificio en medio
de la expectativa que generó en unos, y crítica por su altura, en otros, que
finalmente fueron catalizados por el gerente de la compañía, quien argumentaba
que al estar la ciudad localizada en un valle tan estrecho no era posible que
creciera más en sentido horizontal y que por esto tenían que buscar con los
edificios altos la solución.
Con la edificación se dividiría en dos la
historia de la arquitectura urbana. “…antes y después de la gigantesca torre de
Coltejer, pasando por los Vetustos edificios Carré, Olano, Henry: los
‘rascacielos’ de Medellín de principios de siglo”, Ricardo García.
La edificación contó con la asistencia de
computadores con los que calcularon las secciones justas, la forma adecuada de
las cargas, los elementos estructurales que fueron ubicados de tal forma que
tuvieran un doble aprovechamiento: ser transmisores de la carga vertical y al
mismo tiempo absorber la energía en casos de sismos.
ARQUITECTURA Y DISEÑO
El diseño de la torre hizo énfasis en la significación del edificio como
representación. El signo empleado en el remate representa una aguja y se
convirtió en el logo símbolo más claro de la ciudad.
Es interesante la manera urbana del edificio que le hace un gesto físico a
los peatones. En el pequeño centro comercial de sus tres primeros pisos, les da
albergue y establece una conexión entre la avenida la playa y la carrera junin,
con una pequeña salida a la carrera sucre. Esta invitación a vivir la esquina,
con la intensidad con la que el edificio lo logro, recuerda el gesto del
edificio fabricato a otra esquina magistral del centro.
El edificio tiene las cualidades urbanas de adaptación al llamado “piano
nobile”, como le dicen los italianos al plano de base o nivel urbano. Disuelve
los límites entre lo privado y lo público con la participación de su espacio
interior hacia el exterior, que proporciona otra manera de urbanidad.
Así mismo, la edificación tiene una fundación de cemento con hierro que
alcanza los 13 metros bajo el nivel de Junín. Según cálculos que se hicieron
entonces sobre a cantidad de concreto que se requirió para llenar la base, la
fila de carros mezcladores hubiese alcanzado a llegar hasta Caldas.
El remate del edificio, por su
parte, es una estructura metálica recubierta de concreto; y el que tenga la
forma de “lanzadera”, según aclaró Raúl Fajardo, no es más que una coincidencia
porque nunca se pensó en ello. Incluso, las ventanas que tiene en los costados
oriental y occidental en lo más alto del edificio, y que la gente las asimiló
luego como los “ojales” de la “aguja”, no estaban en los diseños que
presentaron los arquitectos. Su instalación obedeció a un requerimiento de don
Rodrigo Uribe, quien manifestó que un edificio de esa altura sin una ventana
desde donde divisar la ciudad era un desperdicio.
Entre sus novedades, estuvo el
equipo de aire acondicionado, que fue el primer sistema de verdadero control de
clima en el país, instalado en un edificio de oficinas. Esta tecnología
permitía a sus ocupantes seleccionar y mantener automáticamente la temperatura
deseada, ya fuera en días fríos o calurosos.
Toda la construcción de la
edificación, que en tiempo representó cuatro años de trabajos, requirió una
inversión de 140 millones de pesos, a los que se le deben sumar 80 millones que
costó la adecuación de las oficinas, todo financiado con recursos propios, sin
acudir a la banca, ni a préstamosCuando se depositó la primera piedra para la
obra, el Coltejer fue presentado como “una gigantesca torre de 140 metros de
altura”, destinada a ser el primer rascacielos del país. Su construcción se
prolongó hasta 1972, cuando fue inaugurada con bombos y platillos.
Desde aquel
momento la capital de la montaña dejó atrás su condición de aldea para
dar paso a una urbe en sintonía con el modernismo y logró fortalecer su imagen
como eje industrial y económico del país.
En
la construcción del edificio se utilizaron seis millones de clavos de acero, 18
mil mt³ de concreto y 3.800 Km. de varillas de hierro. En cuanto a la mano de
obra se invirtieron 700 mil horas por hombre.
El Edificio Coltejer tiene la capacidad de
albergar a 168 mil personas de pie y a 40 mil sentadas cómodamente.
El edificio generó 700 empleos directos, entre
obreros, maestros y profesionales, además de 5 mil trabajos indirectos.
EDIFICIO
RAFAEL URIBE URIBE
HISTORIA
Durante
todo el periodo colonial la Gobernación de Antioquia funciono en Santa Fe de
Antioquia. Con motivo del traslado de la capital a Medellín, en 1826 el
gobierno despacho a la casa Consistorial de la Antigua villa, cruce de las
calles Boyacá y bolívar. En 1879 el general tomas Rengifo, paso la sede del
gobierno a la casa expropiada por el régimen radical a mariano Ospina. Esta que
era una casa de familia pronto fue obsoleta El gobernador Dionisio Arango
consiguió de la Asamblea la ordenanza 41 de 1898, por medio del cual se
autorizo la construcción de un palacio de gobierno digno de la importancia que
merecen los representantes del pueblo antioqueño. Pero solo 27 años después de
emitida se puedo hacer realidad.
En
1920, el General Pedro Nel Ospina contrató al arquitecto belga Agustín
Goovaerts para que se encargara del diseño de las más importantes obras públicas
de infraestructura en Antioquia, entre ellas el Palacio de Gobierno, que hoy se
conoce como Palacio de la Cultura "Rafael Uribe Uribe".
El proyecto inicial constaba de cinco niveles,
incluidos el sótano y el altillo. En esta área se distribuían 315 piezas para
los diferentes despachos, un gran salón para la Asamblea Departamental,
depósito, imprenta, biblioteca, archivo, museo y casa para el Gobernador. El
estilo escogido fue el gótico en versión "florido" o
"renacentista", muy en boga para la época en que Goovaerts adelantó
sus estudios de arquitectura e ingeniería.
Desde su diseño, el Palacio se convirtió en la
mayor frustración personal y profesional de Agustín Goovaerts, tanto por las
demoras y alteraciones en la ejecución, como por las muchas críticas y enemigos
que le granjeó. Finalmente, de los planos originales de Goovaerts, sólo se
construyó algo más de una cuarta parte.
El estilo propuesto por el arquitecto terminó
siendo ecléctico, debido a los cambios en los diseños, a los diversos
arquitectos que dirigieron su desarrollo y al prolongado período de
construcción.
La armazón de la cúpula es una obra maestra de
la arquitectura matemática: su estructura se diseñó mediante una ecuación de
base por altura. Los soportes metálicos fueron traídos desde Bélgica y su
ensamblaje siguió el modelo constructivo de los rascacielos neoyorkinos: se
calentaban al rojo vivo los tornillos y las tuercas al momento de apretarlos;
esto daba solidez a la estructura, pese a la ausencia de soldadura.
De acuerdo con el estudio histórico de la
edificación pueden distinguirse cinco etapas constructivas y vivenciales:
Etapa
Inicial (1.925 – 1.930)
Empezó
con la construcción de la sección sobre la calle Calibío y continuó con la de
Bolívar y el bloque para archivo y Asamblea. Los trabajos debieron suspenderse,
por orden del Gobernador Camilo C. Restrepo, ante la gran crisis del año 1929.
Etapa
Blanca (1.932 – 1.936)
En
1.932 fueron reiniciados los trabajos. Esta etapa constructiva abarcó la obra
blanca de la unidad octogonal y del ala oriental, del taco de escaleras
monumentales con sus correspondientes vestíbulos y balcones sobre la carrera
Bolívar. En este período debió ser reformado el plano original de Goovaerts, ya
que el área de los balcones se destinó a varias piezas. Este trabajo estuvo a
cargo principalmente del Ingeniero y Arquitecto Jesús Mejía. Se destaca la
hermosa decoración de interiores del otrora recinto de la Asamblea, hoy
Auditorio "Luis López de Mesa", con sus relieves en bronce, fundidos
por Bernardo Vieco; el mural al fresco "La Liberación de los
Esclavos" pintado por Ignacio Gómez Jaramillo; los vitrales de cristales
unidos con la antigua técnica del "emplomado" (liados por finos
cordones de plomo), hechos por los hermanos Horacio y Arturo Longas y la
hermosa lámpara central.
Etapa
Oscura (1.937 – 1.965)
A
partir de 1,937 el Palacio fue "tugurizado": la generosidad de las
áreas interiores y la altura en los diferentes niveles, fueron aprovechados
para instalar oficinas. Los amplios vestíbulos del inconcluso edificio fueron
cerrados con improvisados cercos y los cinco niveles prácticamente se
convirtieron en 10.
Entonces,
se comenzó a proyectar la construcción de otro edificio como sede de gobierno.
El nuevo centro administrativo estaría localizado en los terrenos de la
Estación del Ferrocarril.
Etapa Final (1.966 – 1.987)
Abarcó
básicamente la construcción de la fachada norte, ante la determinación
definitiva de dejar el edificio inconcluso. En el diseño de ella, se retomaron
algunos elementos de la decoración original. La obra fue de los Arquitectos
Gerardo Mejía, Gustavo Restrepo y Gustavo Aristizábal. En 1982 el Palacio
recibió declaratoria de Monumento Nacional, según resolución 000002 del Consejo
Nacional de Monumentos Nacionales. En 1987 se trasladó la administración
departamental al sector de La Alpujarra y el llamado "Palacio de
Calibío" fue destinado por la Asamblea Departamental, mediante Ordenanza
No. 59 de 1986 y No. 35 de 1988 para actividades culturales, asignándosele como
sede de la entonces Dirección de Extensión Cultural de la Secretaría de
Educación y Cultura de Antioquia (hoy Dirección de Fomento a la Cultura), bajo
el nombre de Palacio de la Cultura "Rafael Uribe Uribe". Ese mismo
año se dio inicio a la restauración de la edificación.
Etapa de Restauración (1.987 – 1.998)
El
trabajo realizado en este período comprende la restauración del edificio y la
adecuación para un nuevo uso. Por tratarse de un Monumento Nacional, en su
intervención se siguieron las pautas fijadas por el Consejo de Monumentos
Nacionales.
DISEÑO Y
ARQUITECTURA
La
construcción estuvo a cargo de Goovaerts hasta 1928. Lo sucedió su discípulo,
el ingeniero - arquitecto antioqueño Jesús Mejía Montoya, quien le hizo algunas
variaciones y redujo la excesiva decoración dispuesta en el proyecto original.
Está construido a base de mampostería de ladrillo con sólidas estructuras de
concreto reforzado, elaboradas con cemento que se importó exclusivamente desde
Europa para la obra. Las fachadas fueron hechas con revoques ajedrezados que
imitan enchapes de piedra labrada. Posee una valiosa obra artesanal y artística
en madera, bronce, hierro forjado, yeso, vitrales y baldosas en una rica gama
de arabescos. Los florones, gárgolas, cupulines, arcos ojivales y arcos
rebajados, dispuestos en toda su extensión de manera prolífica, lo convierten
en un edificio espectáculo, ya que en su forma rompe y contrasta con los
estilos más difundidas en la ciudad.
Consta
de tres unidades volumétricas principales: nave de Calibío, nave de Bolívar bloque
octagonal central. Tiene cinco niveles, incluyendo el sótano y el altillo. El
punto más alto alcanza 55 metros y se localiza en la unidad octagonal rematada
por la cúpula.
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